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P8V5n4CL_400x400Autor: Asier Moneva

Criminólogo. Estudiante del Máster en Análisis y Prevención del Crimen.

En muchas ocasiones, tratamos de explicar el fenómeno delictivo aplicando grandes teorías criminológicas que pretenden abarcar todo el fenómeno criminal. De hecho, la finalidad de la denominada Grand Theory es la explicación del crimen en su totalidad. Sin embargo, se ha observado a lo largo de los años que, cuando queremos aplicar estas teorías en un contexto práctico, surgen ciertas carencias. El Profesor José R. Agustina escribe un artículo en 2012 en el que refleja la existencia de este problema en la Criminología. La misma dificultad ha sido identificada por autores como Marcus Felson (2006) o Adolfo Ceretti (1992), el cual piensa que este es uno de los motivos por los que la Criminología se encuentra en un estado de profunda crisis, de estancamiento. Como criminólogos debemos tratar de abordar esta problemática, huyendo de constructos teóricos demasiado grandes y aplicando la prevención a un fenómeno delictivo determinado a través de teorías de nivel medio, demostrando su aplicación práctica concreta

No obstante, no podemos renunciar al valor de la teoría criminológica como elemento estructurador de las estrategias a seguir a la hora de abordar el crimen, trabajando para su control y haciendo un esfuerzo para alcanzar su comprensión. En este sentido, se pronuncia John Eck (2007):

Theory is the guide for all deliberate actions. Consider any profession in which the practitioners are routinely confronted with problems. They must use their training and experience to solve. They have to be logical. And they have to use data. But data and logic are insufficient to motivate action.

Cuando Eck involucra el uso de datos en su interesante aporte no lo hace de forma irreflexiva. El componente empírico debe ser el sustento de cualquier construcción teórica que pretenda hacer una aproximación científica, y por lo tanto falible, en la explicación del crimen.

Es por ello por lo que no podemos guiarnos por teorías demasiado complejas o abstractas que traten de explicar la absoluta integridad del fenómeno delictivo y, en tal proceso, perdernos en un lenguaje que divaga, que va a la deriva. Jock Young (2011), en su libro The Criminological Imagination, analiza a su homólogo en el campo de la Sociología, Wright Mills, y dice que este último distingue entre semantics and syntax cuando habla de contenidos: “semantics are words about reality, syntax are words in relation with each other” (p. 6). En este sentido, dice Mills (1954) que la “Grand Theory is drunk on syntax, blind to semantics” (p.34). Es decir, al tratar de nutrirse de tantas vertientes realiza elaboraciones grandilocuentes, pero se intoxica a la hora de hilar conceptos y se distrae alejándose de su verdadera finalidad: la comprensión de la realidad.

Si bien es cierto que algunas teorías demasiado complejas y pomposas tienen difícil aplicación práctica, existe otra forma de hacer Criminología. El discurso que apela a la inaplicabilidad de las hipótesis criminológicas queda en entredicho cuando se habla del enfoque Ambiental como forma de abordar el delito como evento.

Algunos ejemplos de este enfoque se plasman en los postulados del espacio defendible (Newman, 1972), el Crime Prevention Trough Environmental Design (CPTED), la Teoría de las Ventanas Rotas (Wilson y Kelling, 1982), la Teoría de la Elección Racional (Cornish y Clarke, 1986), la Teoría del Patrón Delictivo (Brantingham y Brantingham, 1981) o el Enfoque de las Actividades Cotidianas (Cohen y Felson, 1979), entre otros.

 
 
Referencias
Agustina, J. R. (2012). Premisas valorativas y enfoque práctico en la definición de una teoría criminológica. Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, 14(8). Recuperado de: http://criminet.ugr.es/recpc/14/recpc14-08.pdf
Brantingham, P. J. y Brantingham, P. L. (1981). Environmental Criminology. Thousand Oaks, California: Sage Publications.
Ceretti, A. (1992). Problemas epistemológicos de la Criminología. Montevideo, Uruguay: B de F.
Cohen, L., y Felson, M. (1979). Social change and crime rate trends: A routine activity approach. American Sociological Review, 44(4), 588-608.
Cornish, D. B., y Clarke, R. V. (coord.) (1986). The reasoning Criminal. New York City, New York: Springer-Verlag.
Eck, J. E. (2007). The power of a good theory. Conferencia impartida en el Jill Dando Institute, University College London. London, UK.
Felson, M. (2006). Crime and Nature. Thousand Oaks, California: Sage Publications.
Mills, C. W. (1954). IBM Plus Reality Plus Humanism = Sociology, en I. L. Horowitz (ed.), Power, Politics and People: The Collected Essays of C. Wright Mills. New York City, New York: Ballantine Books.
Newman, O. (1972). Defensible Space: Crime Prevention through Urban Design. New York City, New York: Macmillan.
Wilson, J. Q. y Kelling, G. L. (1982). Broken windows: The police and neighborhood safety. The Atlantic. Recuperado de: http://www.theatlantic.com/magazine/archive/1982/03/broken-windows/304465/
Young, J. (2011). The Criminological Imagination. Cambridge, UK: Polity Press.