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La sociedad maneja la idea de que el crimen sucede de forma aleatoria. Sin embargo, la investigación ha demostrado que no es así, que el crimen está sujeto a patrones y que, por tanto, se puede reducir. Es decir, es imposible evitar del todo ser víctima de un delito, pero sí es posible reducir la posibilidad de serlo.

“El modo en que actuamos en Internet puede aumentar el riesgo de ser víctima de ciberdelitos,” afirma el director del Centro Crímina de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, Fernando Miró Llinares, cuyos estudios han demostrado que existe relación entre la victimización y el uso cotidiano de las TICs. Y añade: “Las personas más visibles en el ciberespacio, aquellas que ponen sus datos al servicio de otras, las que protegen menos sus sistemas informáticos o no incorporan a vigilantes potenciales, como sus padres, en las redes sociales tienen más posibilidades de ser víctimas.”

El Centro Crímina ha creado un modelo estadístico de redes neuronales que permite conocer las probabilidades de que una persona concreta pueda ser víctima a partir de sus propios usos. En opinión del profesor Miró, identificar y comprender los riesgos del ciberespacio es fundamental para prevenir el ciberdelito.