El 29 de diciembre, el periódico de tirada nacional El País publicó un artículo con título «La violencia machista cuesta 109.000 millones al año a los países de la UE», en el que analiza someramente algunos de los datos arrojados por el último estudio sobre violencia contra las mujeres realizado por el Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE), una de las pocas instituciones oficiales dependientes de la Unión Europea interesadas por esta forma de criminalidad.
Este informe, publicado a principios de diciembre, lleva como título Estimating the cost of gender-based violence in the European Union y, según la web oficial del EIGE, se propone el siguiente objetivo:
The report provides an analysis of methodological options on the cost of gender-based violence and intimate partner violence, by studying different literatures and studies, and provides recommendations. It includes a case study on the cost of intimate partner violence against women in the UK during 2012 and provides a calculation of the costs in the EU.
Volviendo al artículo de El Pais, a lo largo del cuerpo de la noticia se muestran algunos datos que reflejan la problemática social y económica que implica esta forma de violencia contra las mujeres para los países de nuestro entorno geográfico y comunitario. Tal es la magnitud del problema que, según nos indica este artículo, «la violencia machista afecta a 55 millones de europeas. Un 22% de las ciudadanas de la UE ha sufrido alguna vez malos tratos por parte de su pareja o expareja, según la macroencuesta de la Agencia Europea para los Derechos Fundamentales (FRA)»; asimismo, la partida presupuestaria que se destina al tratamiento de esta forma de criminalidad supone «una huella de alrededor del 0,8% del PIB de los 28 Estados miembros«.
Por otra parte, la estimación de los 109.000 millones anuales que sostiene el estudio de EIGE hace referencia al gasto comunitario que se destina al tratamiento de las mujeres víctimas: agresiones, urgencias, atención especializada, fármacos, en especial en lo relacionado con la salud mental, sexual y reproductiva. Además, no debemos olvidar que estas elevadísimas cifras económicas vienen engrosadas por el tratamiento a agresores en centros especializados, amén de los gastos policiales y judiciales que acarrea el maltrato a mujeres.
Finalmente, otro de los datos más interesantes que pone de manifiesto el informe de EIGE es que de esta partida presupuestaria sólo el 3 % está destinada a la prevención de la violencia machista. En consonancia con la filosofía de trabajo del Centro Crímina para el estudio y prevención de la delincuencia, este dato resulta claramente preocupante ya que, desde el punto de vista criminológico y victimológico, la prevención y el empoderamiento de las potenciales víctimas frente a futuros ataques deben convertirse en uno de los principales focos de atención por parte de las instituciones públicas y sus partidas presupuestarias en la lucha contra el crimen. De este modo, y como se ha podido mostrar sobradamente desde las investigaciones desarrolladas por las corrientes ambientales y ecológicas del análisis del delito, la prevención del delito es, en términos económicos y sociales, más racional que el tratamiento: hecho que, como muestra el informe EIGE, ha pasado una enorme factura económica y social a la comunidad europea.
Si quieres tener acceso al informe completo realizado por el Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE), pincha en el siguiente enlace.
Si quieres leer el artículo íntegro del 29 de diciembre de El Pais, pincha en el siguiente enlace.