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ANALIZAR, PREVENIR, INTERVENIR: TRES VERBOS RECTORES DE LA CRIMINOLOGÍA CONTEMPORÁNEA

o por qué estudiar un Máster de Análisis y Prevención del Delito o un Máster en Intervención Criminológica.

Una de las críticas recurrentes por parte de algunos de los teóricos más relevantes de nuestra disciplina (Wikström, 2008), es que las teorías criminológicas «no sólo dificultan explicaciones del delito plausibles e investigaciones sólidas, sino que sobre todo ponen en peligro las posibilidades de unas políticas de control y prevención del delito prometedoras». Siendo este campo de la prevención un elemento emergente que ha motivado una diversidad de programas e iniciativas de las diversas administraciones con competencia en la materia, parece lógico que la Criminología, que siempre incluyó la prevención eficaz del crimen entre los objetos de su estudio, deba centrar sus esfuerzos en presentarse como adecuada suministradora de medidas que resulten eficaces en el tratamiento amplio de la materia que le es propia. Prevenir el delito en tanto se emparenta con la seguridad ciudadana, emerge como un campo específico de la actuación política (Medina, 2011) que orientada a las demandas de la sociedad, entre cuyas preocupaciones máximas proclama el tema de la inseguridad, enarbola este «giro preventivo» como línea estratégica en el control de la delincuencia, convertido ya en tema de debate social en el que se discute cuáles son los modelos de prevención más adecuados para la reducción del delito, muchas veces en función de su inspiración teórica, y se redefinen actores y actuaciones que tienden a caracterizarse en función del nivel de intervención, de los destinatarios de las mismas, y los procesos en los que se desarrollan. (PREVENIR)

Visto así, parece inevitable que para desarrollar estos modelos de prevención se generen una suerte de procedimientos, de técnicas y de herramientas que ayuden a los actores involucrados a estudiar los incidentes delictivos, a identificar  patrones, tendencias y  paliar la diseminación de información necesaria para implementar tácticas y estrategias, resolver patrones, tendencias y problemas y sobre todo, como menciona Boba (2005) para «el estudio sistemático del crimen y los problemas del desorden, así como otros problemas relacionados con la policía, incluyendo factores sociodemográficos, espaciales y temporales, para ayudar a la Policía en la detención de criminales y en la evaluación, prevención y reducción del crimen y del desorden». Este procesamiento sistemático de datos, conductas y diversas variables relacionadas con el crimen para obtener información, su transformación en inteligencia para asesorar en la toma de decisiones, colaborar en el diseño de intervenciones y participar en la evaluación de las mismas es lo que conocemos como análisis del crimen o análisis del delito, que desde sus tipología abarca una suerte muy amplia de actuaciones para la disciplina criminológica. (ANALIZAR)

ANUNCIO FB MAPc 2017-001

Analizar y prevenir pueden equipararse a comprender y predecir el fenómeno criminal si bien la dualidad prevención/predicción más que a un misma acción hacen referencia a procesos muy unidos (Bueno, 2008). La predicción se referiría, fundamentalmente, a una intervención temprana incidiendo sobre la suerte de factores criminógenos atendidos desde propuestas dinámicas. Estas propuestas estudian, desde una aproximación al paradigma de las carreras criminales, la incidencia del factor edad y la curva de edad que en relación con factores o tendencias cuya importancia es variable dependiendo del momento vital del individuo, generan etapas y trayectorias que pueden ser estudiadas y pronosticadas, según defienden las teorías insertadas en la denominada Criminología del Desarrollo (Serrano, 2009). Deben mencionarse como ejemplos de intervención en este contexto siguiendo a Medina (2011) los programas orientados a mejorar la calidad del embarazo y el cuidado postnatal, la educación preescolar y programas de visitas a domicilio orientados a mejorar el desarrollo cognitivo, los programas que promueve la parentalidad positiva, los programas cognitivos conductuales que enseñan habilidades sociales a los menores, el tratamiento temprano o intensivo del comportamiento antisocial y delictivo, programas de prevención en el ámbito escolar o el apoyo individual y mentores, entre otros.

Otras intervenciones, que se incardinarían en una tipología de modelos distintos de prevención en función de la audiencia y el nivel de intervención (Medina, 2011), se orientarían a programas y tratamiento de las víctimas, u otros que relacionados con procesos sociales, individuales y situacionales ofrecen una diversidad de intervenciones que obligan a manejar inspiraciones teóricas de distinto signo y que operan a distinto nivel, pero que están ofreciendo resultados esperanzadores y merecen la oportunidad de ser potenciados y adecuadamente evaluados. Así, la valoración del riesgo y el seguimiento, la educación  y socialización, el trabajo social con grupos de riesgo, la mediación, la aplicación de penas comunitarias, las medidas terapéuticas, las alternativas a la prisión o el tratamiento en el medio penitenciario, etc., entre otras. (INTERVENIR).

3 MICV 2017

La Criminología vive un momento de efervescencia y como disciplina en ciernes en nuestro país busca su lugar. Y somos nosotros, los Criminólogos, los que hemos de aportárselo actuando de puente entre nuestras propias aspiraciones y el marco social y la estructura en la que se encuentran y se desenvuelven, abandonando la resignación y esa postura que nos aliena. Demos «la bienvenida a la creatividad humana y celebrar la diferencia» para abordar las cuestiones que nos plantea las sociedad como asuntos colectivos relacionándolos con sus aspectos individuales y respondamos al reto analizando y comprendiendo, prediciendo y previniendo, e interviniendo y tratando el fenómeno criminal desde la «actitud crítica» que reclama Young (2015) y que según él casa bien con estos tiempos actuales de la modernidad tardía cuyos problemas son de una relevancia inmensa. «Pongámonos manos a la obra en nuestra tarea, teniendo en cuenta lo urgente de nuestra posición, si bien con ojos para la ironía (…) conscientes en todo momento de la creatividad inherente a la cultura humana y de los torrentes de emociones y sentimientos que caracterizan la condición humana y la capacidad de imaginar que esto requiere y genera» (Young, 2015).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Boba, R. (2005). Crime analysis and crime mapping. Thousand Oaks (California): Sage Publications.

Bueno Arus, (2008) Nociones de Prevención del Delito y Tratamiento de la Delincuencia. Madrid: Dykinson.

Medina Ariza, J. (2011) Políticas y estrategias de Prevención del delito y Seguridad ciudadana. Buenos Aires: EDISOFER.

Serrano Maíllo, A. (2009), Introducción a la Criminología, (6ª ed.). Madrid: Dykinson.

Young, J. (2015), La imaginación criminológica criminología. Madrid: Marcial Pons.

 


Artículo desarrollado por Eduardo Sanz (antiguo alumno del Máster en Análisis y Prevención del Crimen).